viernes, 9 de marzo de 2018

El Estado y sus injusticias

Las leyes son iguales para todos. La justicia es igual para todos. Bueno, escuchando esto parece que el Estado funciona perfectamente. Pero la realidad de la vida es otra.

Según como te llames, de qué familia vengas, las amistades con las que cuentes y sobre todo, el dinero del que dispongas así se porta el señor Estado contigo.

Quizás esté equivocada pero, a priori, parece que muchas personas con buena posición social gozan de privilegios que los ciudadanos de a pie no tienen ni de broma.

Por ejemplo, cómo se puede entender que la infanta Cristina, perteneciente a la Casa Real, con una formación extensa que muchos ciudadanos quisieran poder tener y no pueden, sea juzgada por varios delitos junto con su marido y finalmente quede absuelta porque ella parece ser que no ha hecho nada, no sabe nada, ella confiaba en su marido... Y sin embargo, una persona con baja formación que firma una preferente sin saber qué producto es ni qué consecuencias tiene, simplemente porque su persona de confianza del banco le ha dicho que le convenía tenerlo pues se arruina para toda la vida o quizás acumule deudas que le hagan tener que dejar su hogar.

Los corruptos políticos, por ejemplo, van a la cárcel por mil líos, finalmente no llegan a devolver el dinero que robaron. Eso sí, cuando salen de sus años de cárcel que se verán aminorados por buen comportamiento y demás, dispondrán de ese dinero del que dicen no saber nada. Eso sí, un ciudadano de a pie, hereda tras la muerte de un familiar una humilde casa y un humilde dinero que ni toca ni se lucra con ello y si está cobrando una subsidio por desempleo y si no comunica que ha fallecido su familiar y está tramitando la herencia en el momento concreto que ellos estipulan es el único y exclusivo para hacerlo, le sancionan pagando los meses que se supone no debía cobrarla como multa, además le dicen que su subsidio podría ser eliminado y le advierten que con pleitos no podría optar a su jubilación hasta resolverse. A pesar, de haber ido a actualizar y renovar su situación de subsidio cuando le ha sido citado para ello.

¿Funciona realmente el Estado? Quizás estaría bien que alguien analizará estás pequeñeces para intentar hacer un país más justo.

jueves, 8 de marzo de 2018

Huelga feminista y jefas machistas

Voy en el metro y somos bastantes. Algunas irán a otras tareas que no sea trabajar pero, otras vamos a trabajar. Nadie habla ni comenta la situación. ¿Por qué vamos?

El miedo a las represalias es un factor importante. Habrá quiénes no estén de acuerdo con la huelga, obviamente. Pero, en mi caso pesa el saber que las represalias pueden ser considerables. Jugando con la ley claro. Quizás despedir acto seguido de la huelga canta mucho, pero quizás cualquier otro motivo tiempo después puede ser la mejor la manera de deshacerte de trabajadoras que para nada son afines a las ideas de las jefas. Trabajadoras que protestan suelen ser incómodas. Si ya en el día a día cuando llevas la contraria o simplemente dejas claro que tienes derecho a ciertas cosas te miran mal, una huelga para ellas es impensable.

Cuando tu jefa dice cosas tales como, la mujer reivindica su libertad cuando va ella sola a la compra y decide, cuando no deja a su marido e hijos entrar en la cocina a freírse un huevo porque ese es el lugar de la mujer y es indigno que tu marido te tenga que cocinar. Piensas, ¿Va a entender esta huelga? Ni estará de acuerdo.

No es justificación realmente no hacer una huelga por miedo. Es una decisión meditada valorando qué puede pasar. El sentimiento es de frustración. Cuando además sabes que en tu familia muchos miembros han luchado por los derechos de la gente, incluso alguno ha sido asesinado por defender derechos, sientes que lo estás haciendo fatal. Que no tienes esa valentía que tendrías que tener.

Pero por otro lado piensas, tengo dos hijos que necesitan comer y si me despiden sus vidas se complican considerablemente. El Estado ante un despido con coartada que no huela a represalias quizás no me apoye, me deje a merced del empresario. Los derechos los recorta el propio estado, los moldea a su antojo, a veces, esos derechos quedan totalmente en acuerdo con empresarios o simplemente les respaldan considerablemente.

En definitiva, esta huelga es esencial pero muchas nos vemos oprimidas, sin libertad alguna para hacer uso de nuestro derecho a la huelga.

 
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