jueves, 8 de marzo de 2018

Huelga feminista y jefas machistas

Voy en el metro y somos bastantes. Algunas irán a otras tareas que no sea trabajar pero, otras vamos a trabajar. Nadie habla ni comenta la situación. ¿Por qué vamos?

El miedo a las represalias es un factor importante. Habrá quiénes no estén de acuerdo con la huelga, obviamente. Pero, en mi caso pesa el saber que las represalias pueden ser considerables. Jugando con la ley claro. Quizás despedir acto seguido de la huelga canta mucho, pero quizás cualquier otro motivo tiempo después puede ser la mejor la manera de deshacerte de trabajadoras que para nada son afines a las ideas de las jefas. Trabajadoras que protestan suelen ser incómodas. Si ya en el día a día cuando llevas la contraria o simplemente dejas claro que tienes derecho a ciertas cosas te miran mal, una huelga para ellas es impensable.

Cuando tu jefa dice cosas tales como, la mujer reivindica su libertad cuando va ella sola a la compra y decide, cuando no deja a su marido e hijos entrar en la cocina a freírse un huevo porque ese es el lugar de la mujer y es indigno que tu marido te tenga que cocinar. Piensas, ¿Va a entender esta huelga? Ni estará de acuerdo.

No es justificación realmente no hacer una huelga por miedo. Es una decisión meditada valorando qué puede pasar. El sentimiento es de frustración. Cuando además sabes que en tu familia muchos miembros han luchado por los derechos de la gente, incluso alguno ha sido asesinado por defender derechos, sientes que lo estás haciendo fatal. Que no tienes esa valentía que tendrías que tener.

Pero por otro lado piensas, tengo dos hijos que necesitan comer y si me despiden sus vidas se complican considerablemente. El Estado ante un despido con coartada que no huela a represalias quizás no me apoye, me deje a merced del empresario. Los derechos los recorta el propio estado, los moldea a su antojo, a veces, esos derechos quedan totalmente en acuerdo con empresarios o simplemente les respaldan considerablemente.

En definitiva, esta huelga es esencial pero muchas nos vemos oprimidas, sin libertad alguna para hacer uso de nuestro derecho a la huelga.

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